Los loros pueden ser entrenados para soltar palabras graciosas si se les enseña a ejercitar la siringe, un órgano vocal, que tienen las aves, situado en la tráquea. Por lo tanto, el mérito o culpa de que estas aves "hablen" es en parte de los dueños de estos. Y digo culpa por lo sucedido hace unos días en India.
En Rajura, una población de India, un loro de nombre Hariyal fue detenido por insultar a una mujer de 85 años en plena calle. La mujer se molestó al recibir esas palabras malsonantes y lo denunció a la policía. ¿Qué grado de culpa tenía el loro? La pobre mascota no sabe ni lo que dice.
Ante el juez se citaron, el dueño de Hariyal, Hariyal, la señora ofendida y su hijastro. Este último se había pasado horas y horas frente al loro para enseñarle palabrotas, era muy amigo del dueño. Al parecer, la mujer y su hijastro estaban enfrentados por culpa de una propiedad en la que estaban vinculados. El joven utilizó a Hariyal para decirle a su madrastra lo que él no se atrevía a decirle. Menudo valiente.
Mientras tomaban declaración en el juicio, el loro se quedó bien calladito. Seguramente intuía que si abría la boca las cosas empeorarían para él. Así pues, la señora no pudo demostrar que Hariyal pronunciaba palabras malsonantes. Sea cual fuera la sentencia final, la noticia tiene su miga. ¿Esperaban que el loro asumiera su culpabilidad? Como mucho entiendo que el quién tendría que recibir un castigo sería el hijastro, el maestro de lengua de la mascota.
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