Siempre había escuchado eso de que “los niños y los borrachos siempre dicen verdades”, pero creo que en Estados Unidos han encontrado a un borrachuzo que fulmina esta teoría tan popular. Posiblemente a partir de ahora, se diga que se corrija la expresión por la de “los niños y los borrachos dicen lo primero que les viene a la mente”.
Todo empezó en una persecución por carretera en Florida, en la que Reliford Cooper de 26 años huía de las autoridades. Acabó estrellando su coche contra una zanja y se intentó refugiar en una iglesia cercana, donde fue expulsado casi al instante porque, según confesaron los feligreses, "olía a marihuana y alcohol". Pero esperad que lo mejor llega ahora. Cuando los agentes policiales lo detuvieron, Reliford alegaba lo siguiente: "Era mi perro el que estaba conduciendo, y lo hacía porque él quería. No van a encontrar nada de drogas o armas de fuego que me puedan inculpar". Y se quedó tan a gusto, pensando que los policías iban a tragarse tal historieta fantasiosa. Claro, su perro podía manejarse correctamente con los pedales y el volante porque, ¡es un Superperro! Ese joven debió fumarse algo de muy mala calidad para inventarse semejante coartada.
Cooper ha sido acusado de conducir ebrio, huir de las autoridades y abandonar su coche. Además, ya tenía antecedentes por multas de tráfico. ¿Qué pensaba que su perro iba a cumplir condena? El pobre animal ya cumplía suficiente condena por tener a un amo como Cooper. Su fianza está tasada en unos 26.000 dólares. Al menos debemos de confesar que le ha echado mucha imaginación, ¿no? Puede que valga para guionista de películas chorras en Hollywood, ¡quién sabe!
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