¿Os imagináis poder comer pizza gratis durante todo un año? Para la salud seguro que no sería muy bueno. Tendríamos el colesterol por las nubes y un sobrepeso considerable al acabar el año pero, ¡nos pondríamos las botas gratis! A mi me da que, dado el caso, pocos renunciarían a ello por el simple hecho de mantener la línea, aunque me preocupa que en lo último que pensaríamos es en nuestra salud.
Mike Vegas, un joven residente en California, pidió por teléfono una pizza de pepperoni con champiñones y unas alitas de pollo pero al abrir la caja no encontró comida sino dos pares de fajos de billetes. Ni más ni menos que 1.300 dólares. Esa noche se quedó sin comer pero tenía 1.300 dólares en su poder. Todos sus amigos le aconsejaron que se quedara con el dinero, pero la conciencia le pudo más y fue hacia el local de Domino's para entregar la totalidad del dinero que había encontrado. Según declaró Mike, lo que le hizo devolver el dinero fueron "las consecuencias que podría sufrir el repartidor". Su grado de empatía fue mayor porque Mike había trabajado de repartidor de pizza años atrás y claro debió pensar: "Pobre chaval...".
Como señal de agradecimiento, Domino's premió la honradez de Mike con un año de pizza y alitas gratis cuando quiera. Ahora digo yo, de ser Mike ¿preferiráis quedaros los 1.300 dólares y mantener vuestra salud a raya o seríais honrados a cambio de una dieta anual poco saludable? Si lo analizamos y no escuchamos la vocecita de nuestra conciencia, si nos quedamos con el dinero seríamos más sanos comiendo. Si la recompensa fuera otra a lo mejor escucharía a mi particular Pepito Grillo.
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