Hay muchas personas anónimas que se han hecho famosas solo por ceder su imagen a una marca comercial. No voy a nombrarlas todas pero seguro que os vienen algunas en mente de forma fácil. Acaban perdiendo su propia identidad real y se les conoce por "El hombre de ...", "El calvo de ..." o "La muchacha del ...". Etiquetas que acompañaran a esos anónimos toda su vida, lo peor es cuando te relacionan con productos para las hemorroides o el estreñimiento ya que acabas siendo la mofa del pueblo. Nuestro protagonista de hoy puede respirar tranquilo, porque se le relaciona con una chocolatina. Es ni más ni menos, que "el niño de las barritas de Kinder". ¿Veis como siguen todos el mismo patrón? Pues a este "niño de..." le vamos a poner nombre, porque él así lo quiso también.
Guenter Euringer |
El niño de esas cajetillas hoy ya tiene 50 años, es danés y se llama Guenter Euringer. El niño sonriente de dientes perfectos y cara angelical decidió salir del anonimato hace unos años y explicar su historia. El hombre cansado de que la marca Kinder pusiera su cara en las cajetillas sin recibir un duro a cambio, decidió publicar su biografía: El niño del chocolate (Das Kind der Shokolade). En ella explica como nació el mito. Su madre trabajaba en una agencia de publicidad, y teniendo él 10 años lo llevó a una sesión fotográfica por la que cobró 300 marcos, unos 150€ de hoy. Sin saber, según él confiesa, que esas fotos eran para convertirse en la imagen de Kinder. Al principio, dice que se sintió orgulloso de ver su cara en supermercados y kioskos. Pero a medida que llegó a la adolescencia, lo de ser el niño amante del chocolate con leche empezó a chirriar. No le gustaba y renegaba volver a hablar de ello.
Nueva imagen de Kinder |
Después de unas tres décadas representando a Kinder, la marca ha decidido cambiar de niño en las cajetillas. Curioso que este cambio viniera después que Guenter saliera del anonimato dándose a conocer como "el niño del chocolate" con la publicación de su libro. La marca Kinder niega esas suposiciones, justifica el cambio a una simple renovación de imagen del producto. Con los años, el look de Guenter se había retocado para adecuarse a la época y cambios de moda. Por eso nos extraña que hayan decidido cambiar de niño drásticamente.
Kinder, una empresa que supo como poner una avioneta de medio metro dentro de un huevo de chocolate, no supo valorar como toca a una persona que cedió su imagen durante algo más de 30 años. Triste. Pero me han dado ganas de comer chocolate y sonreír de tanto hablar de ello.
Desde aquí, hago una sugerencia a las agencias publicitarias. Por favor, ¿Porqué no hacéis una reunión de protagonistas anónimos de anuncios? El calvo de la lotería, el niño de "hola soy Edu feliz Navidad" (¿Se llamaría Edu en la vida real?), el payaso de Micolor o la abuela de la fabada asturiana. Por decir algunos...
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