Mira que soy muy de criticar los organismos deportivos porque, a mi parecer, muchas veces no ponen los medios suficientes para que el deporte sea limpio, legal y equitativo para todos los que lo practican. Pero me quito el sombrero ante semejante detalle que ha tenido la organización de la liga universitaria americana (NCAA) con una jugadora de baloncesto. Una historia que ha dado la vuelta el mundo en tan solo unos días.
Lauren Hill es una joven jugadora de baloncesto de 19 años que le diagnosticaron un tumor cerebral inoperable y con una tasa de supervivencia muy baja, por no decir nula.Un duro golpe que recibió a pocos días de cumplir la mayoría de edad. Aun así, teniendo pocas esperanzas de sobrevivir, siguió luchando hasta que de la última resonancia resultó salir un trágico resultado: a Lauren le quedan pocas semanas de vida.
Cuando recibió el primer diagnóstico, la universidad Mount Saint Joseph ya la había reclutado para jugar en la NCAA. "No tengo miedo de irme. Pero me preocupa la gente que dejaré atrás. Nunca me di por vencida y nunca pensé ni por un segundo sentarme y no vivir más", declaraba en una cadena de radio Lauren. Unas palabras que dicen mucho de ella. Es verdad, cuando ves historias como estas es cuando te das cuenta que a veces nos preocupamos por chorradas e infravaloramos nuestras vidas.
Lauren Hill con el uniforme y su dorsal que lucirá. |
Pero, ¿sabéis qué es lo más conmovedor de todo esto? Pues que antes de irse, Lauren podrá cumplir su sueño: jugar con sus compañeras de equipo en un partido oficial de la NCAA. Sin pensárselo dos veces fue a su entrenador, Dan Benjamin, y le suplico: "Un partido, solo quiero jugar un partido universitario". Había un gran impedimento y es que la liga universitaria no iba a empezar hasta dentro de unas semanas. Cosa que haría imposible la participación de la muchacha. Entonces es cuando intervienen los responsables de la NCAA (National College Athletic Association), para resolver el contratiempo y permitir adelantar el partido de su equipo al 2 de noviembre. ¡Además jugarán en casa! "Los gritos del público, el ruido del bote del balón o el chirriar de las zapatillas... No puedo esperar a saltar a la pista con mi uniforme con el número 22", explica una emocionada Hill. Solo por esas palabras merece la pena mover los hilos que hagan falta.
Y así será, el día 2 de noviembre Lauren verá hecho realidad su sueño. Mis felicitaciones a todos los responsables que harán que eso se cumpla, y quiero acabar con las palabras que le dedico Lauren a sus compañeras de equipo: "No os rindáis porque os estaré vigilando. Si yo no estoy aquí, espero que vosotras estéis jugando. No sintáis lástima por mí".
¡Disfruta de ese momentazo Lauren!
¡Disfruta de ese momentazo Lauren!
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