jueves, 23 de octubre de 2014

Finge un estado vegetativo para eludir la justicia

Alan Kinght cuidaba de su vecino de 85 años, Ivor Richards, que padecía alzheimer. Pero quiso aprovecharse de ese pobre anciano indefenso, y en vez de ocuparse de él, Alan desviaba los fondos de Ivor a una cuenta suya. No os lo perdáis porque el "amable vecino" hasta hizo hacer un testamento falso en el que su víctima lo nombraba como heredero universal. No le bastaba con haberle robado más de 60.000 dólares, él quería el premio gordo. 

Alan Knight con la máscara de oxígeno
El señor Knight vio que el peso de la justicia estaba a punto de caerle encima y pensó como podía montárselo para evitar ir a juicio. ¿Qué hizo? Pues hacerse el muerto, bueno casi, poco le faltó. El hombre, si es que se le puede llamar como tal, fingió una paraplejia severa para evitar acudir a los juzgados y una más que posible entrada en prisión. El actor de hollywood sostenía que estaba tan enfermo, que incluso en ocasiones sufría convulsiones que lo dejaban en estado de coma. El tío iba y volvía del coma como quien va a comprar el pan vamos. Tenía una cómplice, su esposa Helen, quién contaba a las autoridades que el estado de su marido se debía a que se le cayó la puerta del garaje encima. Imaginaros si se tenía bien pensado el plan que llegó a ingresar en un hospital con una máscara de oxígeno y en silla de ruedas. Un maestro del séptimo arte. 

Alan empujando el carrito de la compra junto a su mujer.
Pero como a todo ladrón, al final lo acabaron pillando y después de saber el cómo, se me ha caído el mito de este actor tan genuino. La policía lo estaba investigando y cuando rastrearon la tarjeta de crédito de Alan, vieron que este había comprado en un supermercado. Pidieron las cintas de seguridad y ahí estaba, comprando tan alegremente y marchándose conduciendo su vehículo. Habían desmontado su mentira de un plumazo. 

Knight no le quedó otra que declararse culpable en los juzgados de la población galesa de Swansea. Se le atribuyen 19 cargos de fraude, robo y falsificación. En unas semanas recibirá su sentencia. Se enfrenta a una pena de 20 años de cárcel. Lo tiene bien merecido por aprovecharse de una persona mayor.

Me pregunto porqué nuestros "queridos" estafadores autóctonos, que han sido pillados últimamente (Rato, Blesa, Pujol o Bárcenas) no habrían caído en planear una excusa similar para evitar que les pillaran in fraganti. Solo me viene a la cabeza uno al que no lograron cogerlo, el Dioni. Su estrategia en los interrogatorios es bien conocida: la mirada perdida. Menudo crack.

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