Un rayo llamado Tribunal Constitucional

Volver de unas merecidas vacaciones y ver lo nunca visto: el Tribunal Constitucional actuando de forma tajante y a la velocidad de la luz. La consulta catalana queda suspendida de forma cautelar. Tres días han pasado desde que Artur Mas convocara a los catalanes a las urnas, para que a día de hoy en una reunión fugaz del TC se haya tomado una decisión sobre ello. 

Artur Mas y Oriol Jonqueras después de la firma del decreto
 en el que convocaban la consulta para el 9-N.

El Parlament de Cataluña está empeñado en convocar a los ciudadanos catalanes a las urnas el próximo 9 de noviembre y así saber de una vez por todas qué es lo que opinan los residentes de esa comunidad autónoma sobre si quieren o no ser un estado, y si quieren o no que ese estado sea independiente de España. Y digo yo, ¿qué hay de malo en saber la opinión de 7 millones y medio de habitantes de este país? Vamos, yo no he visto nada igual y mira que hay cosas por las que indignarse en este país. 

Sabéis que defiendo la opinión de todo el mundo, porque si algo hemos conseguido a lo largo de estos años de democracia es podernos expresar con total libertad, sin represión alguna. Lo que explota este gobierno casposo, es una represión inmerecida. ¿Qué podemos decir cuando se lucha desde el Partido Popular por la reforma de la ley del aborto? ¿Podemos opinar todos los españoles sobre el nuevo cargo en el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid Alberto Luís Gallardón? Un apunte, cobrará 8.500 euros brutos mensuales. Y lo mejor de todo, puede compaginar ese cargo con otro currele. De acuerdo, ahora me llamaréis demagogo, pero es que en parte sabéis que tengo parte de razón en lo que digo. Hay muchas injusticias en este país por las que el Tribunal Constitucional capitaneado por Alfonso Pérez de los Cobos, donante del Partido Popular (bueno Alfonsito constó como militante hasta 2011), no ha movido ni un dedo. 

Hablemos de la poca mano dura con los criminales. Hablemos de la falta de equidad en las condenas si comparamos juicios a gente de la calle o personajes de las altas esferas. Discutamos porque se permite tanto a las grandes empresas y se estruja hasta la última gota de sangre a los pequeños empresarios. ¿Qué os parece? ¿Se van a reunir mañana para debatir estos temas? No amigos, porque en parte de estos casos sacan tajada algunos de ellos. En los últimos meses hemos tenido suficientes pruebas de ello, ¿no?

No me creo a ningún político desde hace un tiempo, pero si que he escuchado cada una de las personas que me han expresado su opinión, aunque no la comparta. Reflexionad como llevo haciéndolo yo desde que nació este debate. ¿Quién somos para no dejar expresarse a otros? Una cosa es lo que opinen y lo otro, es a qué punto van a llegar en la negociación con el gobierno estatal. En otros países se ha podido votar, ¿porqué nos empeñamos a no escuchar al de al lado? Me avergüenzo del sistema del país en el que vivo. Por favor, ¡VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN!

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