Hay ciertas cosas que no deben dejarse al alcance de los más pequeños de la casa. Normalmente se piensa en guardar bien los medicamentos, instrumentos punzantes o con los que se puedan cortar y las cosas frágiles que puedan romper fácilmente. Pero, ¿quién pensaría en esconder dinero? De acuerdo, lo esconderíais por miedo a que entrara cualquier ladrón pero no por si vuestro hijo lo coge y se va a la fuga a una isla paradisíaca. Por favor, que son niños…
¡Qué ilusos somos! En la localidad catalana de Caldes de Montbui, un menor encontró un botín suculento de dinero, ni más ni menos que 10.000 eurazos en billetes de 100, y no se le ocurrió otra cosa que llevárselo al colegio. El jovencito, forrado de dinero, se plantó en el recreo y empezó a repartir billetes entre sus amigotes y compis de clase. Había pasado a ser como un dios para todos. A lo mejor la criatura solamente quería ser más popular en el colegio. Pero, imaginaros la estampa en el comedor con todos los alumnos sobrados de dinero, solo les faltó montar una timba de poker. Menos mal que los profesores vieron lo sucedido y empezaron a interrogar hasta dar con lo sucedido.
El chaval se había adueñado los ahorros de su abuela, un buen montante de dinero que iba a ser invertido para varios cuidados médicos que precisaba la pobre mujer. ¡Menudo disgusto! Ahora los padres del menor están haciendo todo lo posible para recuperar la mayor cantidad de dinero posible. Seguro que no solamente han aprendido ellos una valiosa lección, sino que todos los que hayamos leído esta noticia deberíamos tomar nota. Con el dinero no se juega.
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