viernes, 19 de junio de 2015

Un profesor pone unos deberes muy particulares para este verano

El curso escolar se acaba para todos los niños y niñas, pero eso no quiere decir que pueden aparcar los libros hasta septiembre. Para algunos el verano es sinónimo de horas y horas frente a esos cuadernillos de repaso. Deberes que les han puesto los profesores para repasar las materias que no han quedado consolidadas durante el curso y que entregarán cuando el colegio vuelva a abrir las puertas. Problemas de matemáticas, lecturas obligatorias o cursillos intensivos de inglés que ocuparán más o menos tiempo de las vacaciones de los más pequeños de la casa. Aunque lo más doloroso no es hacer esos deberes, lo más duro es ver los amigos que se van a la piscina o divirtiéndose por la calle mientras estás encerrado en casa haciendo ejercicios. Me da a mi que todo alumno querría al siguiente hombre que os presento como profesor.

Cesare Cata, profesor de secundaria del Instituto de Ciencias Humanas Don Bosco en Le Marche (Italia), como cualquier docente por estas fechas ha mandado deberes a sus alumnos para este verano. Unos deberes muy especiales. Es más, en esa lista de deberes no hay ningún tipo de material a repasar. Podríamos decir que a este profesor le va más el enriquecimiento espiritual.
La lista de tareas incluye quince actividades para que sus pupilos experimenten unas agradables vacaciones.Para empezar, Cesare recomienda caminar por la orilla en soledad para "pensar en cosas que queréis y que os hagan felices". También quiere que bailen sin sentir vergüenza, que vean el amanecer, que hagan mucho deporte, que se diviertan a diario o que sueñen cómo será su vida en un futuro. Incluso no se olvida de tareas como la lectura o escritura pero siempre que sea desde un punto de vista personal y sobretodo que no lo hagan por obligación. Por último, el profesor les pide que “no digan palabrotas y que se porten bien”. Ya de paso, ¿porqué no les dice que no hace falta que vuelvan al colegio y sueñen con el país de nunca jamás?


Si algún niño o niña tiene problemas para cumplir con estos deberes, tiene un futuro prometedor. Futuro que parece no importarle mucho al profesor, porque ya me diréis lo mucho que contribuye en la educación de sus alumnos este tipo de deberes. Es cierto que ser el profesor molón es lo más, pero un profesor no enseña para ser el gran amigo de los niños sino para dar una buena base a la educación de estos.

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