La pérdida de cualquier cosa material puede suponer una frustración personal, no por el precio que tenga el objeto en cuestión sino por el valor sentimental que se le ha dado. Imaginaros lo que puede significar para una mujer perder su anillo de compromiso...
Mary Grams, canadiense de 84 años, perdió su anillo de compromiso en 2004 mientras realizaba labores en su huerta. La buscó pero sin éxito, y tal fue su desesperación que se compró otro completamente idéntico para que su marido no se diera cuenta. “Cuando lo perdí había llevado el anillo durante más de medio siglo, desde que mi marido me lo dio en 1951”, aseguraba la canadiense. Menos mal que se apresuró para reemplazarlo, llega a ser al revés y su marido sería hombre muerto. Yo lo tendría claro, ese anillo no saldría del salón ni loco, ¿a caso saco la Play Station a pasear? Vosotros mismos, el anillo o vuestra cabeza...
Asombrosamente sucedió algo inesperado para la señora Grams. Trece años después su nuera encontró el anillo, bueno, no lo encontró una zanahoria. Si, habéis leído bien, y sino fijaros en la imagen. La anciana se había mudado de su antiguo hogar y en en se quedaron a vivir su hijo y su nuera, Colleen Daley. Fue ella que mientras recogía hortalizas de la huerta, vio una zanahoria con un anillo en medio aprisionado. "Pregunté a mi marido si lo reconocía y me dijo que sí, que su madre lo había perdido en el jardín", cuenta a la medio canadiense CBC. "La zanahoria creció perfectamente a su alrededor, nunca había visto nada igual", añadía sorprendida Colleen.
Más de 60 años de matrimonio es todo una hazaña tal como van a día de hoy las relaciones amorosas. La aparición de su anillo perdido, aunque parezca un increíble truco de magia, no hace más que escenificar la intensidad del amor entre esta pareja de ancianos. Una alianza que simboliza sus sentimientos en su totalidad.
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